Dicen de los madrileños que somos muy chulos. Bueno, en realidad puede que haya algo de cierto. Eso explicaría por qué, pese al mal fario que se le atribuye, los décimos acabados en 13 son de los más vendidos en la Comunidad de Madrid en la Lotería de Navidad.
Mientras otros se dejan llevar por la superstición, los madrileños tiramos de optimismo. Quitando lo de la salud, el dinero y el amor, en realidad todo lo demás nos va bien. Por eso nos permitimos el lujo de desafiar al destino, mirándolo cara a cara…Aunque nos la acabe partiendo año tras año.
De hecho, de las terminaciones de dos cifras, el 13 no suele ser una de las más agraciadas. Las más repetidas en el Gordo de Navidad han sido la 85, en siete ocasiones, la 57, en seis de los sorteos, y la 75 y la 64, en cinco. Por detrás quedan las terminaciones en 95, 58 y 40, premiadas en cuatro ocasiones respectivamente a lo largo de la historia de la Lotería de Navidad.
Para muchos, el número 13 es sinónimo de mal augurio. No hay más que recordar la superstición de Ángel Nieto que insistía en hablar siempre del 12+1. En la fórmula 1 está eliminado como dorsal para las competiciones desde que el piloto francés Paul Torchy falleciera en 1925 en San Sebastián portando el fatídico número. Muchas aerolíneas han eliminado la fila 13 de sus asientos y si va a algún hotel no se extrañe de que la numeración de las habitaciones salte del 12 al 14.
Con todo, los madrileños seguimos buscando la fortuna donde otros salen corriendo y es que está claro, somos más chulos que un ocho y nos quedamos con el 13.