¡Oh excelso muro, oh torres coronadas de honor, de majestad, de gallardía! ¡Oh gran río, gran rey de Andalucía, de arenas nobles, ya que no doradas!
Luis de Góngora amaba Córdoba, y no únicamente porque fuera su ciudad natal. Tal era su adoración por la villa que se afirma que el poeta del Siglo de Oro está enterrado en la Mezquita. Su familia poseía una tumba y en ella se encuentran sus padres, su tío y su sobrino.
Además, en la Capilla de las Ánimas del Purgatorio descansan los restos de otro gran escritor español: Garcilaso de la Vega.
La Mezquita se alza majestuosa en pleno centro histórico de la ciudad, mostrándose orgullosa como uno de los monumentos musulmanes más impresionantes. Imagínate entrar y tener una visita guiada personalizada y descubrir todo lo que comentamos.
Es única por su tamaño: con 24.000 metros cuadrados es la tercera más grande del mundo. Es especial por su antigüedad, construida por Abderramán I en el 785 sobre una antigua iglesia visigoda. Es evocadora por su interior: su creador quiso que se asemejara a un palmeral y mandó construir 1.3000 columnas. Es rebelde en su orientación: no se orienta a La Meca, como es preceptivo en este tipo de construcciones religiosas.
Es, además, original por albergar en su interior una catedral y tres museos. Es querida por sus visitantes: se trata de uno de los monumentos más visitados del mundo, con 2 millones de turistas al año. Y es grandiosa por su tamaño: 24.000 metros cuadrados que la hacen la tercera Mezquita más grande del mundo.
Y es que cada detalle de la Mezquita la hace única. En su cúpula se encuentran unos increíbles mosaicos que no son obra de artesanos árabes, sino de un maestro bizantino que se mudó a Córdoba con el único fin de elaborarlos.
Por si todo esto fuera poco, merece la pena detenerse en sus puertas. Nada menos que 98, entre las que destacan la Puerta del Perdón, que da acceso al evocador Patio de los Naranjos. Luis de Góngora sabía de lo que hablaba.
Fuente: jonreid