Capità Paella: La terreta nos pone
Tierra Canalla ha estado en la presentación del libro de Vicent Marco, “De molta categoria”.
Anar més que Meló, Oh bella flor del paradiso si vols que te la clave dis-ho o Eres cagat a ton pare son expresiones valencianas, de la terreta, de esas que nos ponen… una sonrisa. Hoy han sonado en el templo de los culturetas finolis, en un lugar del que solo diré que si una dona tinguera una cama a l’Ajuntament i l’altra a la plaça d’ Espanya, l’assumpte li cauria just al lloc.
En este nuevo trabajo abunda y profundiza el autor de Benifaió en la veta abierta por su anterior libro, “De categoría”, que fue un bombazo y va ya por la 12ª edición.
Es normal, Vicent Marco ha tomado el pulso a la sociedad valenciana, ha exprimido como una navel lane late nuestra identidad más auténtica, nuestro ser valencianot, el de los pueblos, el de nuestros abuelos y padres, y nos lo ofrece después en forma de libros que van de lo simpático a lo desternillante.
Late un tratado muy serio de la cultura popular valenciana detrás de los tópicos, refranes y saberes cotidianos. Y como no podría ser de otra manera lo hace desde la comicidad, desde el humor. El libro viene además ilustrado por Rául Salazar, dibujante de “El Jueves” y prologado por conocidos periodistas como Ximo Rovira.
La paella, la pólvora, la xarraeta, el pensat i fet o el això ho pague jo! se presentan como sellos que templan un nacionalismo que es mesenfot però que no ens toquen massa els collons, un sentimiento de pertenencia a un pueblo con unas señas de identidad reconocibles pero alejado de posturas radicales y desde luego de catalanismos. Es apolítico en cierto sentido, no impone un modelo sino que retrata lo que hay, el sentir general.
“De molta categoría” es el carrer, el poble, el sambori, el fumeral, el Virgo de Visanteta, el comboi, el xafarder, la mascletà, el borinot, les falles i la torrà, pero también es la Verge, el tramvia i el carrer Sant Vicent. Es nosotros, los valencianos de cap a cua.
Es un texto extremadamente ajustado a la actualidad a pesar de estar basado en los tópicos y la tradición, asume la tensión entre los pueblos y la capital, entre la valencia antigua y la cosmopolita, entre l’horta y el churro castellanoparlante.
El autor ha renunciado a subvenciones en favor de un texto bilingüe, que es sin duda el uso habitual que se hace de nuestras lenguas en Valencia. Al parecer hay cultura y cultura; a algunos nos cuesta distinguirlas un poco por eso he puesto la cultura subvencionada sin cursiva y la otra, la del carrer, la sospechosa, en cursiva.
La abuela de Vicent Marco es conquense, es decir, Vicent será mig foraster tota la vida, aunque escriba mil libros de Valencia, aunque sea más de aquí que los Fartons Polo, siempre será como todos los demás un valenciano real, una persona con algún ascendente foráneo que ha mamado el solet, la platja, el azahar, la traca i la comparsa y que aunque hubiera nacido a orillas del lago Michigan sería valencianot de pura cepa.
Esta realidad del mestizaje cultural y lingüístico, la Valencia de la fusión, salpica su obra; valenciano es aquel que se suma a nuestro ser y a nuestra cultura y se siente ligado a esta tierra.
La presentación del libro fue amena y simpática. Sirvió además para promocionar productos autóctonos y presentar un licor naranchelo hecho con naranjas valencianas y un refrescante licor de arroz con resonancias de horchata, muy recomendables. Casi al final apareció por casualidad, pasaba por ahí, otro valenciano de pro, el cómico Eugeni Alemany, la cara visible de la causa por incluir el icono de la paella en el whatsapp. Además asistieron interesantes autores de la cultura valenciana como Roberto Tortosa, escritor del libro “Valencia Insólita”, entre otros.
Me quedo con una frase del libro y aquí la dejo como sempiterno consejo: Folleu, folleu, que el món s’acaba.
Tierra Canalla