La historia de los gigantes es un elemento festivo tradicional y popular de grandes dimensiones que suele representar a una persona y que está pensado para participar en celebraciones y fiestas ciudadanas, está relacionada con la festividad del Corpus.
La idea de construirlos, primeramente solo de sexo masculino, era para dar a conocer connotaciones religiosas a las clases menos cultas, de modo que desempeñaban el mismo papel que las pinturas de las iglesias.
Aun así, con el paso del tiempo estas figuras han ido evolucionando para pasar a formar parte del folclore de pueblos y ciudades, y han dejado atrás las connotaciones religiosas, con la introducción de la figura de la giganta. Así, pues, los gigantes que conocemos hoy en día suelen ir siempre en pareja, como es el caso de los gigantes de la ciudad.
Los gigantes de Barcelona
Los gigantes de la ciudad, según la documentación histórica, se consideran los más antiguos de Cataluña, aunque no en su forma actual. Es decir, a lo largo de los años han ido cambiando de forma y representación, han adoptado personajes e imágenes, siempre unas diferentes de las anteriores.
Desde 1929 representan a los condes de Barcelona Jaume I y Violant de Hungría, pero los que salen a bailar a la calle son una reproducción que se estrenó durante el Corpus del año 1992.
Pero, ¿qué los caracteriza?
Jaume I Iuce un cinturón donde destaca el escudo de Barcelona en bronce y una daga. Estos dos símbolos también podemos verlos en los broches de su larga capa, en la que aparecen los escudos de la ciudad y de Sant Jordi.
Si vamos a las manos, veremos que en la derecha lleva un sello, que reproduce el anillo original de Jaume I con el que demostraba quién estaba por delante. En esta misma mano también lleva un cetro dorado coronado por un dragón alado. Y, por otra parte, con la mano izquierda sujeta una bola del mundo coronada por una embarcación.
Violant d’Hongria luce un colgante con el nombre de la ciudad con el fin de darla a conocer donde quiera que vaya. Si nos fijamos en las manos, veremos que con la izquierda sujeta un espejo con el mapa de Europa, en el que Barcelona queda centrada. Con la mano derecha sujeta un pomo de flores, y cada 24 de septiembre, festividad de la Virgen de la Mercè, lleva un pañuelo bordado especialmente para la ocasión.
Fotos de: Nathalie Perez