No es necesario acudir a grandes y costosas estrategias para ver resultados sino que sencillos cambios en tu dieta pueden ayudarte a perder peso.
Según Vitónica son los once ejemplos necesarios y se los mostramos a continuación:
Reemplazar bebidas azucaradas por agua
Decidle adiós a los refrescos azucarados y a todas aquellas bebidas con azúcares añadidos o libres en su composición, pues aunque parece algo obvio, con su ingesta no nos saciamos e incorporamos una notable cantidad de calorías y nutrientes de mala calidad a la dieta.
Reemplazando bebidas azucaradas por agua no sólo reducimos las calorías y el azúcar de la dieta sino que nos encaminamos a reducir nuestro umbral de dulzor, algo muy positivo para comer más sano y así perder peso.
Dejar a un lado el zumo y escoger fruta fresca
Los zumos de frutas aunque los elaboremos en casa y no lleven agregado de azúcar o miel, son fuente de azúcares libres es decir, de hidratos que se asimilan rápidamente y que además, no sacian en absoluto porque se beben, no son aconsejables frente a una pieza de fruta entera.
Sumar pescado y restar carnes rojas
Las carnes rojas en exceso se han vinculado a mayor riesgo de sufrir hígado graso y resistencia a la insulina, factores que caracterizan al síndrome metabólico donde hay diferentes procesos inflamatorios que condicionan la salud y favorecen la obesidad.
Por eso, lo recomendable es restar estos alimentos a la dieta habitual y en su reemplazo, acudir a pescados de todo tipo. Los pescados blancos ofrecerán proteínas magras y así, brindarán saciedad sin muchas calorías siendo por eso uno de los alimentos que podemos consumir sin mayor preocupación por engordar y el pescado azul ofrecerá mayor proporción de proteínas de calidad también saciantes y además, grasas sanas dentro de las cuales destaca el omega 3 con efecto anti-inflamatorio en el organismo y por ello, de ayuda para cuidar el funcionamiento del organismo al momento de adelgazar.
Cambiar cereales refinados por integrales
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Pastas derivadas del trigo refinado, pan blanco, arroz no integral y otras preparaciones habituales tales como bollería y galletas suelen estar colmadas de harinas refinadas que pueden tener un efecto adictivo en nuestro cuerpo e incentivarnos a comer más y más.
Usar cereales integrales y derivados en reemplazo de refinados siempre es buena opción para obtener más saciedad debido a que los primeros se digieren más lentamente, tienen más fibra y proteínas y además, son fuente de mayor proporción de vitaminas y minerales que benefician la salud.
Usar especias en lugar de salsas
Las salsas comerciales que solemos usar para dar sabor a nuestros platos pueden sumar mucho más a los mismos, siendo una fuente considerable de azúcares añadidos así como también de sodio y calorías.
En reemplazo de las salsas comerciales recomendamos usar especias y condimentos varios para saborizar nuestras recetas porque no aportan considerables calorías pero sí pueden ser fuente de buenos nutrientes y producir un estímulo sensorial que favorecen la saciedad.
Además, las especias pueden ofrecer beneficios sobre la salud metabólica general y así, favorecer la oxidación de grasas.
Cambiar la fritura por el horno
al cambiar alimentos fritos por el horno reducimos las probabilidades de consumir acrilamida una sustancia potencialmente peligrosa para la salud y también, disminuimos las grasas trans que se asocian a mayor riesgo de engordar. Restamos grasas de mala calidad, conservamos nutrientes buenos y reducimos considerablemente las calorías de nuestros platos cambiando la fritura por cocción al horno.
Pasarte a la comida hecha en casa
La comida hecha en casa siempre tendrá menos calorías que la que compramos lista o la que ordenamos en un restaurante, pero además, ofrece muchos otros beneficios más al momento de perder peso como tendrá menos sodio, azúcares añadidos y grasas de mala calidad que la comprada o elaborada fuera de casa. Asimismo, no nos expondremos a grandes raciones de alimentos que tendemos a culminar.
Preferir frescos en lugar de ultraprocesados
Los alimentos frescos implica consumir nutrientes de mejor calidad y que no generan adicción como sí lo hacen los presentes en ultraprocesados o procesados de mala calidad. Además, estaremos restando muchas calorías a la dieta y ello sin duda favorecerá el adelgazamiento.
Por otro lado, encontramos más fibra, vitaminas y minerales que ayudan a perder peso en alimentos frescos y no en ultraprocesados.
Llevar tus platos servidos a la mesa
Masticar bien cada bocado
Además de lograr mayor estímulo sensorial en la boca, escucharnos masticar también nos ayuda a comer menos y con cada masticación estaremos atentos a lo que comemos estimulando así el control por las cantidades ingeridas.
Usar cubiertos y platos más pequeños
Usar cubiertos y no comer con las manos es una buena forma de comer más despacio y reducir las calorías consumidas, así como de estar atentos a lo que comemos, siendo una buena forma de comer menos cantidad y si reducimos el tamaño del plato estaremos sin darnos cuenta comiendo menos como han demostrado científicos estadounidenses.
Imágenes de Unsplash ,beQbe e iStock
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