Según informan en Traveler estos son los mejores planes para una escapada si te gusta el vino
Pícnic entre los viñedos de la Finca Villacreces
Puedes escoger entre la zona de sillas y mesas o la bucólica manta en el suelo. Todo lo que necesitas para ser feliz se esconde en la cesta de tu bicicleta. A saber: vino Pruno, el que fuera elegido por el crítico Robert Parker como el mejor vino calidad precio del mundo; chorizo, queso Flor de Esgueva, paté, panecillos, agua y un descorchador (en los detalles está la diferencia). Todo ecológico y reciclado, manteniendo el compromiso de cuidado del medio ambiente por el que apuesta Finca Villacreces. (Precio: 40 euros por pareja. Imprescindible reservar).
Dormir como Lope de Vega o Rubens
La Posada Real Sitio de Ventosilla. Un palacete de estilo herreriano en tiempos de Felipe III (siglo XVII) que acogería a huéspedes tan ilustres como el escritor Lope de Vega y el pintor Rubens y que ahora es la posada de 18 habitaciones desde cuyas ventanas puedes fantasear parafraseando eso de “hasta donde alcanza la vista es tuyo”. El detalle que conquista a los amantes de la tranquilidad es la ausencia de televisión en las habitaciones.
Adentrarse en la finca más grande del norte de España
El prometedor porvenir del que hablábamos contemplaba también el crecimiento de la finca hasta alcanzar las 3.000 hectáreas que la componen en la actualidad y que la convierten en la más grande del norte de España.
Es posible hacerlo con sus rutas guiadas u optando por alguna de las muchas actividades que periódicamente ponen en marcha: desde las siempre presentes visitas con cata a la bodega hasta las jornadas de la vendimia, pasando por el teatro barroco o el Hallowine.
Dominio de Cair y sus catas de barrica
El curioso edificio con forma de barrica de esta bodega genera expectación desde el mismo momento en que se intuye su presencia en la lejanía. Dominio de Cair es la hermana pequeña de las dos bodegas que la familia Luis Cañas ya tiene en La Rioja Alavesa. Aquí apuestan por las catas de barrica, en las que uno aprende a diferenciar entre el roble francés y el americano al catar el mismo vino pero extraído de diferentes tonelerías.
Aranda, hay vida más allá del lechazo
Más allá del imprescindible lechazo, las propuestas de sus mesas exigen, como mínimo, tres altos en la ciudad. El primero, El 51 del Sol. No podemos ocultarlo: nos gusta la cocina de David Izquierdo. De los trece pases de su propuesta, nos gusta especialmente el congrio estilo Aranda, aire de azafrán y patata de Burgos y el pichón del Esgueva.